El gaucho Martín Fierro, Canto VIII

Otra vez en un boliche

estaba haciendo la tarde;

cayó un gaucho que hacía alarde

de guapo y de peliador;

a la llegada metió

el pingo hasta la ramada,

y yo sin decirle nada

me quedé en el mostrador.

 

Era un terne de aquel pago

que naides lo reprendía,

que sus enriedos tenía

con el señor comendante;

y como era protegido,

andaba muy entonao

y a cualquiera desgraciao

lo llevaba por delante.

 

¡Ah pobre, si él mismo creiba

que la vida le sobraba!

Ninguno diría que andaba

aguaitándoló la muerte;

pero ansí pasa en el mundo,

es así la triste vida:

pa todos está escondida

la güena o la mala suerte.

 

Se tiró al suelo; al dentrar

le dio un empeyón a un vasco

y me alargó un medio frasco

diciendo: "Beba, cuñao."

"Por su hermana", contesté,

"que por la mía no hay cuidao".

 

"¡Ah, gaucho!", me respondió,

"¿de qué pago será criollo?

Lo andará buscando el hoyo,

deberá tener güen cuero;

pero ande bala este toro

no bala ningún ternero".

 

Y ya salimos trensaos,

porque el hombre no era lerdo;

mas como el tino no pierdo

y soy medio ligerón,

lo dejé mostrando el sebo

de un revés con el facón.

 

Y como con la justicia

no andaba bien por allí,

cuanto pataliar lo vi,

y el pulpero pegó el grito,

ya pa el palenque salí

como haciéndomé el chiquito.

 

Monté y me encomendé a Dios,

rumbiando para otro pago;

que el gaucho que llaman vago

no puede tener querencia,

y ansí de estrago en estrago

vive yorando la ausencia.

 

El anda siempre juyendo,

siempre pobre y perseguido;

no tiene cueva ni nido,

como si juera maldito;

porque el ser gaucho... ¡barajo!

el ser gaucho es un delito.

 

Es como el patrio de posta:

lo larga éste, aquél lo toma,

nunca se acaba la broma;

dende chico se parece

al arbolito que crece

desamparao en la loma.

 

Le echan la agua del bautismo

aquél que nació en la selva,

"buscá madre que te envuelva",

se dice el flaire y lo larga,

y dentra a crusar el mundo

como burro con la carga.

 

Y se cría viviendo al viento

como oveja sin trasquila

mientras su padre en las filas

anda sirviendo al gobierno;

aunque tirite en invierno,

naides lo ampara ni asila.

 

Le llaman "gaucho mamao"

si lo pillan divertido,

y que es mal entretenido

si en un baile lo sorprienden;

hace mal si se defiende

y si no, se ve... fundido.

 

No tiene hijos, ni mujer,

ni amigos, ni protetores,

pues todos son sus señores

sin que ninguno lo ampare;

tiene la suerte del güey

¿y dónde irá el güey que no are?

 

Su casa es el pajonal,

su guarida es el desierto;

y si de hambre medio muerto

le echa el lazo a algún mamón,

lo persiguen como a plaito,

porque es un "gaucho ladrón".

 

Y si de un golpe por áhi

lo dan güelta panza arriba,

no hay un alma compasiva

que le rese una oración:

tal vez como cimarrón

en una cueva lo tiran.

 

El nada gana en la paz

y es el primero en la guerra;

no le perdonan si yerra,

que no saben perdonar,

porque el gaucho en esta tierra

sólo sirve pa votar.

 

Para él son los calabozos,

para él las duras prisiones;

en su boca no hay razones

aunque la razón le sobre;

que son campanas de palo

las razones de los pobres.

 

Si uno aguanta, es gaucho bruto;

si no aguanta, es gaucho malo.

¡Déle azote, déle palo

porque es lo que él necesita!

De todo el que nació gaucho

ésta es la suerte maldita.

 

Vamos, suerte, vamos juntos

dende que juntos nacimos,

y ya que juntos vivimos

sin podernos dividir,

yo abriré con mi cuchillo

el camino pa seguir.

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