La vuelta del Martín Fierro, Canto XV
Siempre andaba retobao,
con ninguno solía hablar;
se divertía en escarbar
y hacer marcas con el dedo;
y cuando se ponía en pedo
me empezaba aconsejar.
Me parece que lo veo
con su poncho calamaco;
después de echar un buen taco
ansí principiaba a hablar:
"Jamás llegués a parar
a donde veás perros flacos."
"El primer cuidao del hombre
es defender el pellejo;
llevate de mi consejo,
fijate bien lo que hablo;
el diablo sabe por diablo
pero más sabe por viejo."
"Hacete amigo del juez,
no le dés de qué quejarse;
y cuando quiera enojarse
vos te debés encojer,
pues siempre es güeno tener
palenque ande ir a rascarse."
"Nunca le llevés la contra
porque él manda la gavilla;
allí sentao en su silla
ningún güey le sale bravo:
a uno le da con el clavo
y a otro con la cantramilla."
"El hombre, hasta el más soberbio,
con más espinas que un tala,
aflueja andando en la mala
y es blando como manteca:
hasta la hacienda baguala
cái al jagüel con la seca."
"No andés cambiando de cueva,
hacé las que hace el ratón:
conservate en el rincón
en que empesó tu esistencia:
vaca que cambia querencia
se atrasa en la parición."
Y menudiando los tragos
aquel viejo como cerro,
"No olvidés, me decía, Fierro,
que el hombre no debe crer
en lágrimas de mujer
ni en la renguera del perro."
"No te debés afligir
aunque el mundo se desplome:
lo que más precisa el hombre
tener, según yo discurro,
es la memoria del burro
que nunca olvida ande come."
"Dejá que caliente el horno
el dueño del amasijo;
lo que es yo, nunca me aflijo
y a todito me hago el sordo:
el cerdo vive tan gordo
y se come hasta los hijos."
"El zorro que ya es corrido,
dende lejos la olfatea;
no se apure quien desea
hacer lo que le aproveche:
la vaca que más rumea
es la que da mejor leche."
"El que gana su comida
bueno es que en silencio coma:
ansina, vos ni por broma
querrás llamar la atención:
nunca escapa el cimarrón
si dispara por la loma."
"Yo voy donde me conviene
y jamás me descarrío;
llevate el ejemplo mío,
y llenarás la barriga;
aprendé de las hormigas:
no van a un noque vacío."
"A naides tengás envidia,
es muy triste el envidiar;
cuando veás a otro ganar
a estorbarlo no te metas:
cada lechón en su teta
es el modo de mamar."
"Ansí se alimentan muchos
mientras los pobres lo pagan;
como el cordero hay quien lo haga
en la puntita, no niego;
pero otros, como el borrego,
toda entera se la tragan."
"Si buscás vivir tranquilo
dedicate a solteriar;
mas si te querés casar,
con esta alvertencia sea:
que es muy difícil guardar
prenda que otros codicean."
"Es un bicho la mujer
que yo aquí no lo destapo:
siempre quiere al hombre guapo,
mas fijate en la eleción;
porque tiene el corazón
como barriga de sapo."
Y gangoso con la tranca,
me solía decir: "Potrillo,
recién te apunta el cormillo,
mas te lo dice un toruno:
no dejés que hombre ninguno
te gane el lao del cuchillo."
"Las armas son necesarias
pero naides sabe cuándo;
ansina, si andás pasiando,
y de noche sobre todo,
debés llevarlo de modo
que al salir, salga cortando."
"Los que no saben guardar
son pobres aunque trabajen;
nunca, por más que se atajen,
se librarán del cimbrón:
al que nace barrigón
es al ñudo que lo fajen.
"Donde los vientos me llevan
allí estoy como en mi centro;
cuando una tristeza encuentro
tomo un trago pa alegrarme:
a mí me gusta mojarme
por ajuera y por adentro."